lunes, 29 de abril de 2013

LOS TEXTOS QUE LEÍMOS EN EL PROGRAMA DE CANAL EXTREMADURA RADIO


ROCÍO CARRASCO
  Los inventores de todos los nombres.

-Qué fácil era todo entonces, cuando bautizamos al cielo, a la ciénaga, a las hormigas, a la lumbre. Cuando todo era extraño y nuestras bocas se afanaban en pronunciar el idioma que tejíamos. ¿Recuerdas, Adán, amor mío? Cuando nuestros cuerpos eran urnas transparentes, repletas de sensaciones que aún no tenían nombre.
“En cuanto te vi, supe que sólo tú te llamabas, que, en el mundo recién nacido que nos rodeaba, nada tenía sentido porque nada tenía nombre. Sólo tú y yo.
“¿Te acuerdas de las noches en las que aún no nos avergonzábamos de nuestra desnudez? Trazábamos palabras nuevas para la eternidad que nos rodeaba, sin ser conscientes de que aquello se llamaba felicidad.
“Y sin saber que nos equivocábamos, dijimos siempre al tiempo, vida a mi vientre, universo al paraíso, y pecado a la libertad…
-Sí, Eva, lo recuerdo.

MANUEL GARCÍA
Veinte minutos son los que se necesitan para recorrer la ciudad de Anuar. Precisamente, esos mismos 20 minutos fueron los que se necesitaron para hacer la Revolución. “Si cada individuo es único, también lo debe ser su nombre” rezaban las proclamas que acabaron con un sistema de elección de nombres basado en clases sociales, con tan sólo cuatro opciones para los hombres y tres para las mujeres. Ahora, los nombres de las personas eran únicos, sólo les pertenecía a ellas. 
Pronto, con el nuevo orden, se fueron agotando todas las combinaciones posibles. Los nombres compuestos a su vez por un número indeterminado de nombres, dieron lugar a otras combinaciones añadiendo letras, alfabetos y signos matemáticos. La maquinaria del estado, encargada de registrar y vigilar que los nombres no se repitieran, no podía ni quería impedir el tráfico de nombres, pues ¿cómo evitar que Ypsilon35 quisiera llamarse Alberto aunque se conformase con un simple Eco21? De nuevo, tan sólo era cuestión de tiempo para las cosas comenzaran a cambiar, tan sólo era cuestión de veinte minutos. 



EMI CURIEL
- Mira querida, te seré sincera, espero que lo que quieres contarme sea los suficientemente interesante como para que compense el que no haya podido  ir a mi clase de fitness, que es lo único que me interesa después de haber probado tantas cosas en mi vida y fracasar con todo, porque chica, ¿qué quieres que te diga?, a veces no sé ni en qué tirar el dinero... ¡oh! perdona, no quería ofenderte, porque claro, tu no...
- No pasa nada mujer, sólo quería contarte los beneficios de una nueva receta de cocina que según dicen, tiene tantos beneficios sobre la salud y te hace sentir tan bien que hasta lo notarán en ti cuando pasees por la calle.
- Bueno, ya sabes, me parece una pérdida de tiempo cocinar, pero bueno..., tú me dirás.

ENSALADA DE PATIAMOR
- Ingredientes:
Una lechuga grande de empatía.
Un puñado de brotes de amor.
Para el aliño:
Una pizca de afecto, altruismo, compasión, simpatía, cercanía, respeto, alegría, esperanza, amabilidad, dulzura, atención y cariño.
- Preparación:
1.- Separar y tirar de la lechuga las hojas de envidia, enojo, mal humor, egoísmo, tristeza, amargura, vacío, desprecio, prejuicios, crueldad y avaricia.
2.- Cortar el resto en trozos grandes y colocarlos en una ensaladera junto a los brotes.
3.- Mezclar los ingredientes del aliño y añadir.
- Pero,... ¿es que estás mal de la cabeza o qué te pasa?
- No mujer, por lo visto todos los que toman esta ensalada de entrante antes de las comidas ven mejorar su físico, su carácter y su entorno de manera inmediata. Yo sinceramente te aconsejaría probarla. 
  
FLORENTINO RODRÍGUEZ
Este a quien ahora escucháis en la radio, de cabello ralo y blanco,  barbas también de plata, nariz prominente  (como de cristiano nuevo, pero sin la hipérbole quevedesca), ojos zarcos, oronda figura y desnortada imaginación; este, digo, fue en un tiempo inquisidor de dislates ortográficos, léxicos, sintácticos y pragmáticos. No ha mucho se le ablandó el caletre de tanto desbastar la malhadada competencia expresiva de adolescentes ágrafos. Y vino a dar en la muy quijanesca idea de hacerse empresario autónomo en el negocio de inventar  nombres.  Ni que decir tiene que el fracaso fue tan rotundo como extensa la ruina que tan peregrina locura le causó al ya de por sí exiguo patrimonio de funcionario docente. La indigencia acrecentó su insania, por lo que hubieron de ingresarlo, o internarlo, que dicen en su aldea,  por tiempo indefinido en el centro psiquiátrico comarcal. Todos los días vagaba sin destino por el jardín de la institución con una desvencijada maleta de cartón, de la cual se le iban perdiendo nombres de saldo; allí,  entre la hierba, desaparecían libertad, honradez, fidelidad, y muchos más, hueros de contenido. Mirada ausente, sus labios inventaban y repetían sin cesar tres nombres que aún le mantenían a salvo de la desmemoria y del olvido: nieta, amor, Julia
http://www.canalextremadura.es/alacarta/radio/audios/el-negocio-de-inventar-nombres

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